Lunes, 22 de julio
Con las primeras luces del alba, la ciudad de Bilbao se despertó perezosamente, sin imaginar que aquella misma tarde sería testigo de un evento muy especial. ¡Y es que ese lunes, 22 de julio, empezaba oficialmente el Encuentro Quetzal 2019! Decenas de ruteros y ruteras se reencontrarían en las siguientes horas en la Begoñazpi Ikastola, el punto de reunión donde aproximadamente 70 participantes empezaríamos nuestra aventura por tierras vascas.
Los participantes fueron llegando paulatinamente durante todo el día. A medida que el pabellón fue llenándose de personas, se sucedieron los abrazos y gritos de alegría. Sin lugar a dudas, hay amistades que perduran más allá del contacto cotidiano. Tras la euforia inicial, el comité organizador celebró una pequeña reunión de bienvenida en la que se repartió el merchandising oficial del encuentro: un buff y una bolsa de tela. Por la noche, hicimos diversos juegos nocturnos y hablamos durante horas, poniéndonos al día con nuestros amigos y recuperando el tiempo perdido.
Martes, 23 de julio
A pesar de que el despertador estaba programado para las 8, la alarma del pabellón saltó de madrugada despertándonos a todos. El incidente se saldó con una breve visita de la Ertzaintza, que se personó en el pabellón para apagar la alarma y comprobar que todo estaba bien. Con esta anécdota, y mucha especulación sobre la identidad del causante de que la alarma saltase (probablemente el gato del vecino), los participantes en el encuentro amanecimos con muchas ganas de pasear por la ciudad de Bilbao.
Visitamos el impresionante casco viejo de la ciudad, donde pudimos descubrir el Teatro Arriaga, el Mercado de la Ribera, la Iglesia de San Antón y la Plaza Nueva, que son algunas de las localizaciones más conocidas de la ciudad. También visitamos la exposición permanente del Museo de Bellas Artes. Paseamos por la orilla de la ría del Nervión hasta llegar al Museo Guggenheim. A pesar de que no pudimos visitar su exposición, admiramos las diversas obras de arte que hay expuestas en su exterior, como el perro Puppy, creado por Jeff Koons, o la escultura "Mamá", de Louise Bourgeois.
Tras pasar el día en Bilbao y probar por primera vez los pintxos y el txacoli, partimos en bus hacia nuestro próximo destino: Mungia. Una vez allí, paseamos por esta histórica localidad y vimos la casa-torre de Torrebillela, el edificio mas antiguo del pueblo. Además, algunos de los participantes se animaron a visitar el cercano Castillo de Butrón, una impresionante fortificación medieval.
Esa noche la pasaríamos en el Frontón Municipal de Mungia, que muy amablemente fue cedido por el consistorio de la ciudad. Antes de acostarnos y reponer energías para el día siguiente, hicimos diversas dinámicas y juegos para conocernos mejor entre nosotros. También aprendimos a usar OruxMaps, la aplicación que, durante los siguientes días, sería nuestra guía a través de los senderos y caminos vascos.
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