Diurnas o nocturnas son mis alucinaciones. Se comportan como quieren. Malcriadas. Alucinar con ellas es como robarle un dulce a un niño, pero con un tono más amargo. No se dejan tomar del pelo, las muy áridas. Prefieren afeitarse el casco entero, con tal de no hacerme gracia. Son amables cuando quieren, pero casi nunca quieren.
Autor: Duvan Reynerio Ocampo
IG: @duvan.reynerio.ocampo