Hace dos veranos, durante un rato de reflexión en el mirador del Castillo de Begur, observando a los asistentes del encuentro que reían, cantaban o simplemente perdían su mirada en el naranja ardiente del atardecer, escribí este poema. Hoy lo publico en este concurso como expresión de esa forma distinta de ver la vida, esa Mirada Rutera.
Como cantaba Coque Malla,
no puedo vivir sin tí.
No hay manera.
Aunque pasen los años
es difícil dejar de sentir
que es aquí donde perteneces.
Que no hay más hogar
que el romperte la voz cantando
y el alma con cada despedida.
Esta vida de nómada
comenzó un verano ya pasado
y durará para siempre.
Aunque partamos
hacia destinos opuestos,
nuestros caminos están cruzados
y en algún momento
volverán a coincidir.
¡Espero que os guste!
¡Qué lindo! Definición de cada encuentro