La mejor parte de mí
no hace mucho fue forjada.
Por segunda vez nací;
ahora, rutera la mirada.
Barro en las botas,
de ilusión lleno el pecho;
sueños infinitos,
solo estrellas sobre el lecho.
Quizá fue casualidad,
o escrito en el destino,
pero la vida me encontró
allá en el largo camino.
Allá en el horizonte,
donde la vista no alcanza,
y las aves se confunden
con el sol en lontananza.
Donde campos perennes
enrubia el astro rey,
soberana es Pachamama
y la natura, ley.
Hay pedazos de mí
a los que un día renuncié,
pues aquellos pertenecen
a mil tierras que pisé.
Recuerdos distantes
se respiran en el viento,
y no existe refugio
a esta nostalgia que siento.
Y si lágrimas sin derramar
embriagan mi mente,
me llega una sonrisa
de un remoto continente.
Miradas diversas
que pude conocer,
y que la pura vida
me hicieron entender.
¡Hermanos quetzales,
levantad el vuelo!,
que quiero contemplar
vuestras alas en el cielo.
Hacedlas brillar alto
antes del atardecer,
allá en otros mundos
donde Miguel las pueda ver.
Después, bajad sin prisa,
tenemos mucho que hacer:
tomad mi mano
y contemplemos el amanecer.
(María González Bermúdez, RQ 2016)
María, que gozada leerte. Y qué bonitas tus palabras 💛